Dick Cheney, el influyente vicepresidente republicano durante la administración de George W. Bush y figura clave en la llamada "guerra contra el terror", falleció a los 84 años, según anunció su familia. Su legado está marcado por la controversia, especialmente por su papel protagónico en la invasión de Irak en 2003.
Un Halcón en la Casa Blanca
Cheney, considerado por muchos como uno de los vicepresidentes más poderosos en la historia de Estados Unidos, fue una figura central en la formulación de la política exterior estadounidense tras los ataques del 11 de septiembre. Su férrea defensa de la invasión de Irak, basada en la premisa de la existencia de armas de destrucción masiva que nunca se encontraron, lo convirtió en una figura polarizadora.
De Wyoming al epicentro del poder
Antes de llegar a la vicepresidencia, Cheney tuvo una larga trayectoria en la política estadounidense. Fue congresista por Wyoming, Secretario de Defensa bajo la presidencia de George H.W. Bush, y jefe de gabinete de la Casa Blanca. Su experiencia y conocimiento del aparato estatal lo convirtieron en un consejero influyente para George W. Bush.
Legado de controversia
El legado de Cheney está marcado por la controversia. Sus defensores lo ven como un patriota que protegió a Estados Unidos de nuevas amenazas terroristas, mientras que sus críticos lo acusan de haber llevado al país a una guerra innecesaria y de haber promovido políticas que violaron los derechos humanos. Su apoyo a las técnicas de interrogatorio intensivas, consideradas tortura por muchos, generó un debate público que aún resuena hoy.
- Arquitecto clave de la "guerra contra el terror".
- Férreo defensor de la invasión de Irak.
- Figura central en la expansión del poder ejecutivo.
- Apoyo a técnicas de interrogatorio controvertidas.
La muerte de Dick Cheney marca el fin de una era en la política estadounidense. Su figura, sin duda, seguirá siendo objeto de debate y análisis durante muchos años.
